lunes, 28 de mayo de 2007

Tanatofilia

Es una palabra complicada. Ah, pero muy efectiva. No sé si acertada, pero el efecto de sentido que provoca sirve bien para describir un mal estado de ánimo. Pero yo soy exagerado. Igual tiene relación con algunas escenas que se me vienen cruzando por la cabeza desde hace unos días atrás.

Yo no sabía hasta que fui relativamente grande que el diccionario tiene una lista de sufijos y prefijos en griego y latín que a veces pueden servir muy bien para orientar al lector en la ubicación de un término como "tanotofilia". Esta es una palabra que no busqué en el diccionario, pero tampoco deduje por completo. El sufijo "filia" es entretenido, porque se adosa a una extensa variedad de palabras griegas como pedofilia (lo que muchos han de saber qué significa y si no, entonces mejor dejarlos en la inocente ignorancia), coprofilia, zoofilia, y también es empleado para designar a los "admiradores" o "participantes" de tales prácticas, pedófilo, coprófilo (y también coprófago, y aunque no son lo mismo coprófilos y coprófagos, es probable que sólo un coprófilo se de atracones a la manera de los coprófagos), zoofílicos y el menos perturbado de cuantos puedo imaginar ahora, cinéfilos.

Así que filos es amor, o mejor dicho, connota amor, porque fil(o) es amigo o amante (de). En el caso de los pedos y los zoos, a lo mejor "demasiado" amor (y demasiado "amigo" y "amante" también). En el caso del cine pasa algo similar, pero no termina de manera tan bochornosa. Sí en el caso de los copros. Asco.

"Filosofía" (mucho menos bochornosa que las otras "filias", incluso la de Tánatos) es la única palabra que conozco que empieza con esta palabra griega, y significa, ya es casi cursi decirlo porque la gente cuando le piden que se refiera al sentido de esta práctica o disciplina se derrite de ansiedad por explicarla, "amor por el saber". No conozco nadie todavía que se derrita por explicar las otras "filias" con tanta ansiedad, y yo tampoco soy de esos y por eso no las explicaría, salvo la "Tanatofilia" porque hace a la esencia de esta entrada y porque además, aunque se trate de un neologismo y también de una relativa neopraxis o neofilia, quisiera que los correctores ortográficos no me la señalasen con un subrayado rojo como si fuera un burro, buscando, con cierta modestia y humildad, una presentación social del término.

Tánatos era la personificación de la muerte en la mitología griega. Y todo esto no lo sé por erudito sino por curioso, y por tener dos dedos de frente y atar cabos cuando veo aparecer en la tele un tipo que recauchuta muertos con un videograph que lo designa "tanatólogo" y sabiendo que "filo" es "amor o amante de". Aunque en ese caso, pensé, deberían hacerse llamar "keresólogos", porque Keres era el espíritu de la muerte violenta (y, oh casualidad, era personificado por una mujer). El pobre Tánatos está asociado sólo con un roce, apenas un toquecito, y posteriormente (y esto es lo interesante de la mitología, la historia y los devenires culturales e ideológicos de la religión y la gente sucia y un poco bastante hosca y desdentada de la Edad Media), su imagen se convirtió en la famosa "parca". Pero es cierto, pensé después: recauchutar un muerto para presentarlo en sociedad por última vez dentro de una caja de madera es lo mismo si viene de la heladera después de haber sido atropellado que de haber cedido a la edad o una tremenda enfermedad. Me pregunto si la validez de ese famoso dicho populachero de "todo bicho que camina va a parar al asador" no está cuestionada por esta realidad, y lo único que podríamos afirmar en verdad es que "casi todo bicho que camina va a parar a la heladera". Porque decir que "todo bicho que camina va a parar al asador" es volverse partidario del canibalismo. O significa también que la gente es "no-bicho". Pero hay gente que es "bicho". Yo conozco un par. Varios pares. Entonces, para enaltecernos en nuestro carácter de seres racionales, coherentes y (más o menos y pretendidamente) civilizados, deberíamos empezar a decir con cierto uso lógico que "algunos bichos que caminan van a parar al asador". Y ahí, al mismo tiempo que matamos el chiste (porque decir "algunos" y evitar el "todos" no tiene el mismo sentido), quien nos escucha puede pensar con tranquilidad que no está en presencia de un caníbal, ni mucho menos, sino de alguien racional. Más o menos. La cuestión final está en que si quien escucha esta frase adjudica el carácter de "bicho" a alguien que conoce, entonces cabe la posibilidad de que piense muy mal de nosotros. Por un lado, puede creer que nos referimos por "asador" al "infierno" (si ese "quien" resulta ser una persona que cree en semejante fantasía); o puede pensar que hablamos de un "incinerador", en cuyo caso estaría pensando, no sólo que le deseamos la muerte sino que también estamos pensando de qué forma vamos a disponer del cadáver; y por último puede imaginarse un "asador" de verdad, una parrilla o hasta una cruz bien gaucha, y en caso de pensar eso no creo que ese "quien" vaya a compartir muchos más asados con nosotros. Pero me fui al carajo con esta discusión. O no.

Así que "tanatología" es el arte de recauchutar muertos y también, en un sentido más complejo y abarcador, la ciencia o el saber práctico del acompañamiento del pronto-a-morir y sus futuros deudos/actuales familiares. Y vale la aclaración, dado lo expuesto ut supra, como le gusta escribir a mi profesora de comunicación, de que "tanatofilia" NO es amor a la muerte, sino al conocimiento que se relaciona con ella. Entonces uno puede preguntarse por qué titula quien viste y calza (o sea, yo) una entrada con el título "Tanatofilia". Ah: he ahí la cuestión. Con todo lo que escribí, ya me olvidé.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿No se puede, más bien y con alguna libertad de uso y costumbre, decir que tanatofilia es la tendencia al suicidio?
Así lo interpretan en un diccionario médico cubano en línea.
Bueh, comentar esto de un desconocido a otro y con tres años de diferencia entre tu texto y mi comentario. Como una botella que llegó a tu caleta con una respuesta.