El culto de mamita y el bebé

Creo que de entre todas las pelotudeces new age que fueron llegando en los últimos, qué se yo, digamos diez años, las que potencian este culto imbécil de mamita y el bebé me resultan sumamente irritantes.

Pobrecito, que sale del útero, el ambiente ideal, idílico, soñado, al mundo real, ruidoso, iluminado, frío y encima le pegan una bofetada en el ojete. Cierto. Igual de cierto es para los millones y millones de chicos que deben nacer uno atrás del otro, año tras año. Igual para todos los mamíferos que nacen año tras año en todo el planeta (incluyendo los negritos africanos que se cosiguen en Amazon, eBay y próximamente por MercadoLibre). Igual para las gallinitas, las vaquitas, los pajaritos de todo el planeta. Digo, ¿por qué te parece que tu parto es tan importante? ¿Por qué construir tanta boludez alrededor de algo que es tan natural, y que fue natural siempre, y que es natural para todos, desde siempre, desde la época de los dinosaurios y antes también?

Entiendo. Sí. Tu bebé es tu bebé y lo vas a hacer el más feliz del mundo. Ese bebé tan lindo, te va a cagar (literalmente y en sentido figurado). Tarde o temprano, también lo vas a cagar vos a él.

No veo la hora de ver estudios publicados sobre la mejor edad para ponerle a tu hijo la primera bofetada. ¿Será hoy, será dentro de dos meses? Ya mamita se va a pudrir del nene haciendo caprichos por la calle, llorando en el colectivo, en el subte, en el tren. Y se la va a dar. ¿Y se acordará de esos nueve meses maravillosos de "sentime la pancita que el bebé me acaba de patear" y tantas cosas más? No.

Y a tu hijito querido no sólo le vas a pegar tus traumas, sino que le vas a generar unos cuántos nuevos, y en el peor de los casos vas a construir una relación del tipo Pepito Cibrian-Ana María Campoy. No le pongas Mozart que no crece más inteligente. Olvidate. Y esas revistas que cultivan la paternidad como si fuera una ciencia, ni las toques. Porque tu nene va a presenciar en ese tibio hogar cosas terribles, escuchar otras peores, y a lo mejor también va a esquivar un par de cositas que papito y mamita se revolearon por la cabeza pero sólo porque se quieren mucho, mucho y se preocupan por vos.

Mamita, cuando te separes porque a papito lo echaron del trabajo y/o porque te metió los cuernos y/o porque toda la plata la gasta en cerveza y/o vino, y le digas a tu baby que no es su culpa, no te va a creer. En serio. Ni a palos. Y con el tiempo papito se va a convertir en ese haragán, borracho, golpeador, mujeriego de mierda y tu bebe (nótese que va sin acento porque así se dice hoy en día) va a sacar la pistola que tenés guardada en la mesita de luz por si el loco ese escapa de la comisaría (o lo dejan salir, porque a las mujeres golpeadas por sus maridos difícilmente le crean cualquier cosa que digan) y le agarran unas ganas terribles de ver a su familia, se va a tomar el primer colectivo que pase por la puerta de tu casa a las seis de la mañana y se va a bajar en el primer colegio y/o escuela que vea a repartir tiros a lo loco.

¿Exagero? Seguro. Pero lo de la bofetada es cierto. Lo de los traumas también. Y depende dónde viva la familia feliz, todo lo otro también. Y si no, hay que ver Policías en Acción. O recordar los programas de Moria, Lía Salgado y María Laura Santillán antes de comercializar yogures laxantes para ese cartel lácteo que ofrece decenas de productos en las góndolas del supermercado, y convertirse en la periodista incisiva e intransigente que es hoy, además de ser la esposa ideal del gerente de noticias. O enganchar por la tele en una noche de insomnio o disfunción eréctil los casos que resuelven los garotos-pastores en la Iglesia de la Fe, o cómo carajo se llame. Ésa sí que es gente con problemas.