martes, 26 de junio de 2007

Ideas

A veces las ideas caen como de la nada, y es muy malo cuando uno no tiene algo a mano para anotarlas; confiar en la memoria no sirve de nada. Porque las ideas aparecen, aclaran un pensamiento, un storyboard, un ensayo o lo que sea, pero así como vienen, también se van. Y es frustrante. Se les antoja aparecer en los momentos menos oportunos. Por ejemplo, cuando uno está a punto de quedarse dormido. Puede ser que a algunos se les aparezcan en los sueños. Y eso es bueno. Claro que siempre que uno las pueda recordar a la mañana siguiente. No creo que tener un cuaderno sobre la mesa de luz sea una solución. ¿Quién podría entender su letra de las cuatro de la mañana?

Lo peor es otra cosa. Lo peor es que la idea aparece, sorprende, ataca de improviso, y se va. Y uno se frustra, o no. Más tarde, intenta recordar esa idea. Pero la idea no vuelve. Pasan las horas. ¿Y qué? Uno falló en retener la idea en la memoria, pero esa memoria inútil sirve para recordarte que tuviste una idea, pero que no te la acordás. ¿No sería mejor no acordarte ni de la idea ni de que en algún momento la tuviste? Entonces podrías comenzar a pensar en algo relacionado con lo que esa idea te parece que hubiera ayudado a resolver, y se te ocurren algunas cosas. Pero ninguna se asemeja a esa idea que tuviste. Y aunque no te la acordás y no sabés bien en qué consistía, tenés muy claro que no se parece a eso que estás pensando ahora.

1 comentario:

Sol! dijo...

Pero era algo importante... de eso estamos seguros :D

Un besote