martes, 1 de abril de 2008

El fino y delicado arte de quitar frases de contexto

Divertida moda impuesta probablemente por los programas de chimentos, en los que vedettes de medio pelo y prostitutas exclusivas que disimulan ser tal cosa, o pretenden no ser tal cosa, intentan hacer uso del cerebro y modulan palabras (o intentan hacerlo), alcanzando pésimos resultados que conducen inevitablemente a discusiones sin fin sobre temas banales y sin sentido, olvidadas tanto más rápido que lo que tardaron en gestarse, es infaltable en la pantalla de cualquier noticiero televisivo pseudo respetable, donde "pseudo" es "quiero creer que es respetable", aunque no lo es.

Antes que nada, sepan los imbéciles que aspiren a convertirse en amos de esta técnica, que la fofa materia gris del televidente es absolutamente moldeable.

Para tener éxito en esta disciplina mediocre, y asombrar a tus amigos con tu intelecto y demostrar que el discurso ajeno es algo que tú puedes sodomizar fácilmente, gracias a tus protuberantes hemisferios cerebrales, debes recordar lo siguiente:

1. Las comillas señalan algo que ha sido dicho literalmente, es decir, tal como lo ha dicho el que está dando el discurso. ¡Pero no te preocupes! Sabemos que el espacio del videograph es limitado. Si la frase no entra en ese espacio, ¡adáptala para que lo haga! ¿Y con las comillas? ¡No hay problema! Después de todo, ¿quién es el inteligente?

2. Recuerda, son sólo frases. No ideas. No párrafos. No conceptos. Sólo frases. Cualquier frase. La que te apetezca. Tu tarea no es informar, es desinformar. ¡Recuérdalo!

3. Elige la frase que consideres más jugosa. Sí, esa que dictan tus instintos. Busca palabras clave en el discurso ajeno. "Inseguridad", "Crimen", "Soja", son todos buenos ejemplos de ella. Cualquier cosa alrededor de ella estará bien.

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