viernes, 18 de abril de 2008

La mesa de saldos

Vivir en esta ciudad a veces tiene sus ventajas, a pesar del humo estancado, del dolor de nariz que origina, del olor que se respira (aunque de esto los pastizales incendiados no tienen toda la culpa), del ruido insoportable (de la que el fuego tampoco tiene culpa) y de todo lo otro que no se me ocurre ahora.

Caminar la calle Corrientes, entre Callao y la 9 de Julio, y encontrar que muy a pesar de todo existen librerías en un país con esta cultura de mierda, depara un gusto casi insospechado. Verdaderamente insospechable.

Reconozco que fui bastante perezoso con la lectura. Mea culpa. Leí muchas cosas, aunque no todas las que debería haber leído, supongo, a juzgar por el placer de la lectura. Eso es algo que intento corregir.

A la luz de eso, recorrer las librerías de la calle Corrientes y encontrar clásicos y no tanto, baratos, debería convertirse en algo maravilloso, siempre que uno pueda encontrar el tiempo para entregarse de lleno a los libros.

Creo que en esas librerías uno puede encontrar de todo, aunque lo mejor es dedicarse a la lectura de textos en castellano, siempre, o casi siempre, salvo que uno tenga la suerte de encontrar buenas traducciones. Porque están los otros libros. Los que también son baratos, los impresos en offset, las traducciones de obras extranjeras, que siempre levantan sospecha de traición, como diría el refrán. Yo, simplemente, no confío.

Por un momento me puse contento. Había conseguido el "Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres" de Rousseau en una edición de tapa dura de El Ateneo, impresa en España, junto con "El contrato social" y el "Discurso sobre las ciencias y las artes" de yapa. Todo por doce pesos.

Cuando salí de la librería, y las luces de la calle Corrientes empezaban a encenderse por todas partes, el humo me sacó lo contento.

1 comentario:

Sol! dijo...

Hace unas semanas en Corrientes conseguí un libro de ensayos de Kovadloff por $6! Y una novela de Pampillo por $3.

Feo terminar en esa mesa de saldos y que el libro de Rolón sea un best seller, no?

Besos!