viernes, 26 de octubre de 2007

Equilibrio

Me encanta cuando esas personas que se desesperan por la vida sana, absorbiendo milenarias tradiciones orientales, leyendo libros de enseñanzas cuestionables, reacomodando creencias en una estantería de espejitos de colores, karmificando la existencia, yinyangueando la percepción, agradeciendo el delivery de comida china, yogueando la musculatura hasta el hartazgo, al agacharse de repente, al cruzar la calle sin mirar o al prender un sahumerio purificante cerca de unas cortinas que se agitan al viento, se topan de lleno con la vida, el destino y la ironía, en una forma muy occidental y new age.