viernes, 7 de marzo de 2008

Inspiración melómana

Volver a escribir trae consigo la necesidad de inspiración, y yo no encuentro mejor inspiración que en la música o la ocasional obra audiovisual. En realidad, todo forma como una especie de círculo vicioso que tiene la música en el centro.

Veo una película. Me gusta. Si la música es interesante, o buena, sea o no una partitura completamente original, las emociones que evoca o acompaña en la película, en mi cabeza quedan asociadas a esa música particular. Desde entonces, cada vez que escuche esa música recuerdo perfectamente en qué momento de la película se escucha, y qué sensaciones o emociones evoca. A partir de ese momento, la música (esa música) resulta útil para inspirar la lectura o la escritura, siempre y cuando esa música y ese clima al que acompañaba mantenga una relación de semejanza con aquello que se está leyendo o escribiendo. Por ejemplo, no sirve escuchar un réquiem para leer algo que supuestamente debería ser cómico.

No conozco demasiado sobre un género musical, sino más bien un poco de todo. Me gusta la música de casi todos los géneros, o al menos una o dos, o también muchas más canciones de cada género. Como puedo asociar fácilmente, tengo un extenso conocimiento de música de películas y/o series, y puedo decir de qué película se trata con escuchar unos 30 segundos de música, aunque haya visto la película una sola vez. Es notable que tenga memoria para eso y no cuando llega el momento de estudiar. También puedo decir la mayoría de las veces quién compuso la partitura, y qué otras cosas compuso.

Llegué a compilar una lista más o menos extensa (y bastante ecléctica) de canciones que podrían llegar a inspirar algunas cosas al momento de leer o escribir.

  1. Sing, sing, sing, de Louis Prima. Dudo que sea la versión de Benny Goodman porque suena demasiado nítida.
  2. El vuelo del abejorro, de Rimsky-Korsakov.
  3. Call Me, punk rock ochentoso de Blondie.
  4. Assasin's Tango, de John Powell. Sólo porque es un tango electrónico que no suena como esa mierda dance que hacen Bajofondo o Gotan Project, que tiene demasiado de electrónico, y demasiado poco de tango. Está bien, una cosa es la fusión. Otra muy distinta es disfrazar el dance o trance y mecharle un bandoneón. Son mejores las fusiones de tango jazz.
  5. Feeling Good, de Nina Simone. Blues. O jazz. O soul. O R&B. No sabría decir.
  6. Carmen, de Bizet.
  7. Danza húngara Nº 5, de Brahms.
  8. Tango flamenco, de Armik. No sé quiénes son.
  9. Una extraña polka de Strauss.
  10. El acuario, del Carnaval de los animales. Suena demasiado extraño.

1 comentario:

Sol! dijo...

Recordar... dicen que significa "volver a pasar por el corazón". La música es habitué de ese peaje.

Beso.