viernes, 24 de agosto de 2007

Irreconciliables 2

Todo esto de la estupidez, es una cuestión complicada. Y lo irreconciliable, en realidad, es esto: la estupidez (por lo menos en ése —o éste— sentido) no existe, por la simple razón de que lo que es estúpido acá, no lo es allá, y al revés. Es más bien una cuestión filosófica. Y como el resto de las cuestiones filosóficas, que llevan el pensamiento a la nada o al infinito, y lo llena de respuestas y lo vacía al mismo tiempo, hablar de la estupidez no tiene sentido. Parece una ecuación simple: si yo pienso A de una cosa x, y otro piensa B de la misma cosa x, es probable que x no sea ni A ni B, y lo único que sepamos con certeza el otro y yo es que pensamos algo sobre algo, y nada más. La diferencia puede estar en lo que yo piense de B, y en lo que el otro piense de A. Para agrandar el problema, yo digo que somos muchos lo que pensamos A de x, y del otro lado, B de x, y, peor todavía (y lo realmente importante), también somos muchos (A) los que pensamos de alguna manera sobre B(x), y son muchos (B) los que piensan de alguna manera sobre A(x). Y así empiezan los problemas.

La cuestión es muy complicada. Pero, para nuestra tranquilidad, existen muchas personas que piensan sobre estos temas y nos dicen qué son, o a veces también cómo se podrían resolver, y hasta hay algunos que se animan a decir lo que verdaderamente es x, aunque se mueren sin saber si realmente x era A o era B. Filósofos, sociólogos, psicólogos sociales, comunicólogos, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera. Etcétera. Largo etcétera. Y ellos piensan A(x), B(x), C(x), y vienen otros y piensan Y(x), Z(x), W(x). Y nadie sabe qué carajos es x. Porque está en la naturaleza de x ser x. Y x es x por una razón: puede ser cualquier cosa al mismo tiempo, y por eso, no es nada.

Y después vienen los matemáticos y critican las ciencias sociales porque no saben qué es x, como ellos que sí saben, porque hacen volar aviones y que los edificios no se caigan, y lo motores llenos de nafta no revienten por el aire y llenen las calles y las veredas de chinchulines y mollejas, y hacen que los ascensores no se precipiten por un túnel oscuro hacia la muerte y que los puentes no se desplomen irónicamente sobre lo que pretenden evitar. Y después viene un tipo que dice que el conocimiento científico se apoya en un razonamiento falaz, y la cuestión se pone negra, porque si P entonces Q, y se da Q, afirmar que fue a causa de P es falaz. Porque si yo digo que "si me tiro de un séptimo piso" (P), entonces "me muero" (Q), y resulta que yo "me muero" (Q), decir que fue porque me "tiré de un séptimo piso" (P) no es necesariamente cierto. Porque yo me puedo morir de otras maneras que no son P aunque se asemejen a P, como, por ejemplo, caer de un sexto piso, o de un octavo, pero no un séptimo.

Así que nadie sabe nada.

"Oh: si un árbol se desploma en un bosque solitario, ¿hace ruido? ¿Se oye su desesperación?" (x).

"Por supuesto: el sonido se produce por la reverberación del aire a una velocidad aproximada de 300 m/s. Y la existencia del aire es irrefutable." (A).

"Más bien que no: el sonido sólo existe si alguien lo escucha" (B).

¿Cuántas horas se echan a perder rodando entre pensamientos irrelevantes para llegar a una conclusión que enseguida derrumba o pone en cuestión otro, y la verdad nunca se sabe, y lo único que se sabe es que uno pensó, y nada más? Para quedarme con esa conclusión pienso un par de idioteces y listo. No me hace falta mucho para aprender que todo lo que yo diga, o piense, es relativo.

¿Me interesa saber la verdad? No. ¿Quiero saber si realmente el estúpido es estúpido? No. Ya lo decía Sócrates: "Sólo sé que no sé nada". Es una de esas tantas cosas que a la gente le gusta citar para sentirse grandiosa. "Qué profundo..." La respuesta a la pregunta es nada. La mayoría de las cosas del mundo parecen resolverse pensando más bien "Es probable que esto sea así".

¿Quién puede decir que estas letras son de color negro? El espectro de la luz, la descomposición de la luz blanca en colores, todo eso puede ser objetivo, pero el mecanismo del ojo puede ser que no. A lo mejor vemos colores que no son los verdaderos. A lo mejor estos son otros colores. Los perros ven en grises. ¿Eso quiere decir que los colores no existen? Aunque seguramente vemos los colores que son, se entiende bien a través de eso cuál es la cuestión.

Así que los conocimientos existen, pero que sean reales es otra cosa. El tema es que si los científicos sociales, de mente abierta (o hueca), y los tiesos de las ciencias exactas (tiesos me parece mejor que el típico "duros", tan repetido), pretenden alcanzar un nivel de verdad (o la verdad), es probable que jamás lo consigan. Entonces, ¿quiero yo pasarme la vida buscando cosas que no existen? No.

Por otro lado existe el placer estético. Está más allá de la verdad, de lo cierto, y es mucho más receptivo (y se reconoce como tal) a las diferentes opiniones. Una obra de arte no es x que se somete a interpretaciones A(x), B(x), C(x). Una obra de arte es A y B y C. Por lo menos yo pienso que esto es así. Ahora, definir qué es arte también es una pregunta complicada.

Pero la pregunta que se desprende de todo es: ¿qué carajos tiene que ver esto con la estupidez?

Simple.

Ya que la estupidez no es nada (es x), nos quedamos con los prejuicios A y B. Entonces: A ≠ x y B ≠ x y x = ? Así que A ≠ B. Esto no es nada nuevo.

En la facultad nos domestican para pensar sobre A y sobre B. No sería extraño que x tuviera la forma de un programa de televisión, o un libro, o un diario. Cualquier cosa se nos somete. A(x) y B(x) son vistos como resultados de una multiplicidad de factores, como por ejemplo el nivel de educación, o cultural. En las opiniones A(x) y B(x) también influirán las opiniones A y B sobre la cosa y, z y demás, donde y y z pueden llenarse de diferentes contenidos, y pueden ser ora la sexualidad, ora la juventud, ora los demás programas, o libros, o diarios.

La cosa es que los antecedentes, o la condición social, no tienen mucho que ver. Sólo pueden llegar a funcionar como factores relevantes para permitir interpretar por qué unos ven tal cosa, o leen tal cosa, o encuentran entretenimiento en tal otra. En cierto sentido, uno termina buscando lo que le sirve para deducir lo que quiere deducir. Por otro lado existe esta creencia de que los medios lavan cerebros. Ahí está la cuestión del pensamiento crítico, que supuestamente lucha contra los embates higienizadores del capitalismo universal, la estupidez globalizada, el consumismo desenfrenado y etcétera, etcétera. Etcétera. Si no hay pensamiento crítico, listo. El pensamiento crítico, lamentablemente, es necesario para casi cualquier cosa. Yo, por mi parte, sería feliz trabajando como creativo en una empresa publicitaria para venderle cosas a la gente que probablemente no las necesita, y las quiere porque la tienen otros, o porque uno dice que las tiene que tener. En cierto modo, son como los traficantes de drogas: ellos no se enredan con su propia porquería. Eso es problema del otro.

Si uno puede vivir en un mundo donde los mafiosos de la televisión abierta hacen desfilar culos y tetas sin parar, porque el "sexo vende" (una consigna publicitaria que no es nueva, salvo, aparentemente, para el tacho de basura que son estos países de mierda del tercer mundo), y no reconocen esto; si admiten que se defenestre la identidad de alguien en los programas de chimentos pero no tolera esto en otro orden de la vida, cometiendo flagrante hipocresía, entonces no hay mucho que explicar.

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